Objetivos:afirmación

–       Fomentar la empatía

–       Saber escuchar

Desarrollo:

  • Se pregunta a los alumnos si conocen el cuento de Caperucita Roja
  • Se pide un voluntario para que lo cuente
  • Se pregunta a los alumnos si conocen la versión de la historia contada por el lobo.
  • Se les cuenta la versión del lobo.
  • Se realiza un debate posterior sobre el tema. Las siguientes preguntas ayudarán a conducir el debate:

¿Cuáles eran tus sentimientos originales hacia el Lobo en el cuento de Caperucita Roja?

Ahora que has escuchado la historia del Lobo, ¿ Cómo te sientes respecto a él?

¿Cuáles eran tus sentimientos respecto a Caperucita Roja antes de oír este cuento?

¿Qué piensas ahora de Caperucita Roja?

¿Ha existido en tu vida una situación en que has pensado de una manera y has cambiado de opinión al  escuchar el punto de vista de otra persona?

¿ Qué has aprendido de esta historia y de su discusión?

¿ Crees que las lecciones que se desprenden de este nuevo cuento tienen alguna aplicación a la hora     de garantizar el derecho a la presunción de inocencia; así como a un juicio justo e imparcial?.

  • Se pide a los alumnos si serían capaces de poner un ejemplo real parecido al del cuento, mostrando las distintas percepciones y versiones de una misma historia.

Evaluación:

–       ¿Te has puesto en el lugar del lobo para entender lo que ocurrió?

–       ¿Crees que es importante escuchar los puntos de vista de otras personas?

–       ¿Has trabajado bien en equipo?

TEXTO: UN LOBO NO TAN FEROZ

El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho Siempre trataba de mantenerlo limpio y ordenado. Cuando…. Un día soleado mientras estaba recogiendo la basura dejada por los excursionistas, sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir a una niña vestida de forma muy divertida, toda de rojo y con su cabeza cubierta, como si no quisieran que la vieran.

Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunté quién era, a dónde iba, de dónde venía…etc. Ella me dijo, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo. Me pareció una persona honesta, pero estaba en Mi bosque y ciertamente parecía sospechosa con esa ropa extraña. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en le bosque sin anunciarse antes y vestida de forma tan extraña. Le dejé seguir su camino, pero corrí a la casa de su abuelita. Cuando llegué vi a la simpática viejecita y le expliqué el problema y ella estuvo de acuerdo en que su nieta  merecía una lección. La viejecita estuvo de acuerdo en permanecer oculta hasta que yo la llamara. Y se escondió debajo de la cama.

Cuando llegó la niña, la invité a entrar en el dormitorio, donde estaba acostado, vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó sonrojada y me dijo algo desagradable a cerca de mis orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis orejas eran para oírla mejor. Me gustaba la niña y trataba de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante a cerca de mis ojos salidos. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme mal; la niña tenía una bonita apariencia, pero era muy antipática. Sin embargo seguí la política de poner la otra mejilla, y le dije que mis ojos me ayudaban a verla mejor. Su siguiente insulto si que me enfadó. Siempre he tenido problemas con mis dientes tan grandes, pero esa niña hizo un comentario muy desagradable. Sé que debía haberme controlado, pero salté de la cama y le gruñí enseñándole mis dientes y le dije que eran grandes para comerla mejor.

Ahora seamos serios; ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe, pero esa niña loca empezó a corre alrededor de la habitación gritando, y yo también corría detrás de ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita, me la saqué, pero fue peor, de repente la puerta se abrió y apareció un leñador  con un hacha enorme. Yo lo miré y comprendí que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé.

Me gustaría decirles que este es el final de la historia, pero, desgraciadamente no es así, pues la abuelita jamás contó mi parte de la historia. Y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz de que yo era el lobo malo. Y todo  el mundo empezó a evitarme.

No sé qué le pasaría a esa niña antipática y vestida de esa forma tan rara, pero yo…nunca más pude ser feliz.