Era un caluroso día de verano y la cigarra se hallaba sentada en una brizna de hierba disfrutando del sol. «Es tan agradable estacigarra-e-formiga época del año», suspiraba. «No puedo entender por qué están todos trabajando. Deberían seguir mi ejemplo y disfrutar del buen tiempo.»

De pura felicidad comenzó a saltar de aquí para allá. Saltó por encima de una diminuta hormiga negra que luchaba por arrastrar un grano de trigo hasta su despensa.

-Deja ya de trabajar tanto -le gritó la cigarra- Ven y aprovecha este hermoso día.

La hormiga le miró y dijo:

-Es que pienso en el mañana. Y tú también deberías hacerlo. Si no empiezas ahora a almacenar alimentos, no tendrás comida para pasar el invierno.

La cigarra se rió

-Piensa mejor en el presente, -le respondió.

– Una mañana, algunos meses después, la cigarra se arrastraba por la tierra helada. Tenía tanto frío y tanta hambre que apenas podía moverse.

Al pasar junto a un grupo de hormigas, vio que estaban dando cuenta de un buen desayuno de trigo.

-Oh, por favor, dadme un poquitín de vuestra comida -les suplicó- Vosotras tenéis mucho y yo no tengo nada.

-Te conozco -gritó una de las hormigas- Tú te reías cuando yo te dije que fueses previsora. Piensa en el presente, me decías. Pues bueno, vé y consigúete tu propia comida ahora.

Y la hormiga le dio la espalda y terminó su desayuno.