Materiales: copias de los anexos para la lectura y reflexión grupal; banco de láminas para elaborar carteleras, papel o cartulina y marcadores; cantos y juegos.

Desarrollo:

Primer paso: Para esta dinámica los participantes estarán distribuidos en pequeños grupos con participación de jóvenes de ambos sexos, leerán los anexos y discutirán sobre la verdad o falsedad, o posible exageración de las afirmaciones, confrontarán el anexo.

A modo de conclusión responderán a estas preguntas en cada grupo:

  • ¿Las características que distinguen el sexo masculino nacen verdaderamente de dos modos de existir, o son, por el contario, fruto de una determinada cultura?
  • ¿Hay algunas diferencias fundamentales entre los dos sexos?
  • ¿Cuáles son?
  • ¿La igualdad que se exige hoy para ambos sexos es una igualdad absoluta en todos los niveles, actividades, funciones, etc.?

Segundo paso: Los mismo o distintos grupos, según convenga, pasarán ahora a montar sociodramas o monumentos; unos sobre la realidad que observan en este campo en la presente sociedad; otros sobre lo que será una realización ideal y auténtica de los dos sexos.

Harán la representación de estas actividades en el plenario, con un comentario y evaluación.

Tercer paso: Sirviéndose del banco de láminas, de cartulina y marcadores, cada grupo elaborará una cartelera en la que actividades en el plenario, en la que se desarrollará un tema distinto:

  • Colaboración de hombre y mujer en el hogar
  • Colaboración de hombre y mujer en el trabajo
  • Colaboración de hombre y mujer en el apostolado
  • Colaboración de hombre y mujer en la amistad
  • Colaboración de hombre y mujer en la madurez personal
  • Cada cartelera será presentada en plenario con una explicación detallada del tema expuesto; luego será fijada en la pared de la sala.

Cuarto paso: Para determinar el ejercicio, y en plenario, darán lectura al anexo sirviéndose de un joven y de una joven, de tal manera que cada uno lea, bien sea, un estrofa, o bien, cada uno lea lo que corresponde al sexo del compañero…

Si se juzga convenientemente, podría añadirse un paso más al ejercicio, consiste en reunir los pequeños grupos para elaborar algunas conclusiones deducidas del tema, en plan práctico.

Anexo:

EL MUNDO NO ES EL MISMO PARA EL HOMBRE Y LA MUJER

Hay un hombre sentado junto a un diván. El escucha. Está escuchando desde hace cincuenta años. Se le llama psiquiatra. En realidad es un humanista. Se trata de Theodore Reik, uno de los primeros y más brillantes discípulos de Freud y quien acaba de publicar en los Estados Unidos un libro de reflexiones sobre las verdades infinitas del comportamiento de hombres y mujeres.

«Tendrían la misma silla» dice la Biblia. Si, los cuerpos son diferentes pero pueden, en un momento dado, reunirse, fundirse. Sin embargo, la sensibilidad masculina y la femenina, los espíritus mismos, no serán nunca iguales. El hombre y la mujer piensan, actúan y reaccionan según su sexo, según su raza. Son realmente dos planetas diferentes, funcionan en órbitas diferentes. No concuerdan en las palabras, en los gestos, en las emociones, no dan a la mayor parte de las cosas ni el mismo sentido ni la misma importancia. Pueden comprenderse, pueden complementarse pero no se confundirán jamás. Son exactamente como las dos orillas de un mismo río. Es por esto que el hombre y la mujer se buscan, por esto se fascinan el uno con el otro, por esto jamás se cansarán de investigarse.

Tenemos algunas de las observaciones sobre la vida cotidiana tomadas de las notas del profesor Reik. Es importante no olvidar, mientras se leen, esta verdad primaria: hay trazos ultra-femeninos en el más viril de los hombres y hay trazos-masculinos en la más femenina de las mujeres. Pero, ¿Por qué las mujeres no pueden comportarse siempre como los hombres? Lea a continuación y podrá discutirlo en grupo:

Los hombres son así:

  • Para un hombre las mujeres y el amor constituyen un universo separado, sin conexión con sus otros intereses.
  • Los hombres tienen la impresión de que las mujeres con un clan.
  • Los hombres se vanaglorian de no llorar para no parecer débiles.
  • Los hombres dicen que las mujeres viven en el presente, que no tienen sentido histórico.
  • El hombre casado siempre envidia un poco a su amigo soltero.
  • El amor hace perder el control a los hombres, por algunas horas…
  • Los hombres hablan para decir cualquier cosa.
  • Un hombre puede estar orgulloso o avergonzado de su mujer pero eso no altera la opinión que él tiene de él mismo.
  • Los hombres envidian a un «hombre de mujeres», al que tiene éxito con las mujeres.
  • El hombre habla de él con simplicidad. El cree que la mujer es espontáneamente apasionada por las cosas que la apasiona.
  • Los hombres son desgraciados cuando envejecen porque pierden su gran estímulo: el trabajo.
  • La felicidad de los hombres es su obra. Ellos quieren conquistar un puesto en el mundo.
  • Los hombres querrían a las mujeres, simples, razonables, pero súper femeninas. Una especie de cubos redondos.
  • Los hombres mienten tanto como las mujeres pero no son absolutamente «amateurs» en este arte.
  • Cuando un hombre no triunfa se vuelve agresivo con las mujeres.
  • Los adolescentes no saben nada de mujeres, más tarde ellos aprenden mucho pero siguen siempre sin conocerlas.
  • La naturaleza no prepara a los hombres para ser esposos o padres. Ellos se improvisan siempre.
  • El hombre que trabaja no piensa en la mujer sino cuando se siente débil.
  • Los hombres hablan demasiado libremente de sus experiencias femeninas.
  • Los maridos hablan menos de sus mujeres que las mujeres de sus maridos.
  • Cuando los hombres se miran en un espejo es, generalmente, para afeitarse.
  • El hombre busca raramente en sus hijos el parecido con su mujer.
  • El hombre quiere ser el mismo siempre.
  • Las palabras más agradables que un hombre podrá decir siempre a una mujer son «Te amo».

Las mujeres son así:

  • La mujer está siempre tan poco dispuesta a cambiar de hombre como a cambiar de hijos.
  • Las mujeres están siempre dispuestas a traicionar a sus maridos. ¿La razón? Probarse a sí mismas y probarle a él que son atractivas. Eventualmente también para reconquistar a sus esposos.
  • La mujer que cuida la casa, hace compras, vigila a los niños, no está nunca separada con el pensamiento de su marido. Todo lo hace en función de él.
  • Las mujeres comentan la importancia que tiene su marido en el desarrollo de sus vidas.
  • La mujer teme no gustar físicamente.
  • La mujer busca todo el tiempo el parecido físico, los gestos, las características del padre, en todos sus hijos.
  • La mujer quiere y sueña ser nueva cada mañana.
  • Las mujeres tienen siempre mucho tiempo disponible, aún las que trabajan.
  • Las palabras más agradables que una mujer podrá decir siempre a un hombre son: «Estoy orgullosa de ti».
  • La mujer casada le produce envidia a su amiga solterona.
  • ¿Quién se acuerda de los aniversarios? Las mujeres. Precisamente para revivir en el presente la emoción del pasado.
  • Las mujeres hablan por placer, por gusto, hasta cuando encuentran algo que decir.
  • La autoestimación de una mujer depende de la clase de hombre que ella logró que la escogiera.
  • Las mujeres condenan a una «mujer de hombres», a la gente que tiene éxito con los hombres.
  • Para interesar a un hombre la mujer aprende a callar (Primero porque le da miedo aburrir o descubrir sus inferioridades. Además porque escuchar a un hombre es seducirlo. Todas lo saben).
  • Las mujeres de edad son serenas, tienen lo esencial: casa, hijos.
  • Las mujeres persiguen una sola cosa.  Conquistar a un hombre y saberlo guardar.  Eso es para la mujer, la felicidad.
  • La mujer que trabaja vive en suspenso. Su trabajo es siempre abstracto.  Su hogar es lo que verdaderamente muestra su personalidad.
  • La mujer que tiene cargos de responsabilidad canaliza en el trabajo su agresividad, su deseo de poder, y por esto puede ser mucho más femenina con su marido.
  • Las mujeres que insisten en la igualdad han renunciado a su superioridad.