Los valores son los principios y criterios que determinan las preferencias y actitudes de las personas. Los valores establecen en una sociedad concreta, y también para un grupo social o una persona, aquello que es deseable o no. Los valores representan el fundamento de las normas, las actitudes y los comportamientos.

Los valores no se pueden observar directamente, pero se traducen y orientan, como hemos señalado, en actitudes y éstas en normas, hábitos o patrones de conducta. De este modo diferentes valores se expresan en diferentes estilos de vida o pautas de comportamiento practicadas por grupos sociales. Los valores tienden a la preservación de la cultura de una sociedad, en ese sentido el papel del sistema educativo es fundamental no sólo para reproducir el modelo social vigente, sino también para procurar su cambio y mejora.

¿Cómo educar en valores?

Mediante la colaboración del conjunto del profesorado, y con la participación y responsabilización de las familias en esa clarificación de valores fundamentales y prioritarios en nuestra comunidad educativa. Es decir, a través del compromiso de todos en apoyar la tarea educativa en torno a un conjunto claro de prácticas, normas y significados compartidos. Se trata de recuperar la dimensión comunitaria de la educación: el papel educativo de la familia y la organización de la escuela para educar personas.

En la familia se enseñan valores cumpliendo el derecho y deber que como padres nos asiste en la educación de los hijos: procurando que la atención que les prestamos no quede en los aspectos materiales y también se dirija a desarrollar en los más jóvenes una conciencia moral gradualmente autónoma. En este sentido la familia educa desde el afecto y desde los límites: educar es restringir la libertad de sus miembros cuando son jóvenes para poder así incrementarla y disfrutarla el resto de su vida, pues se ha de hacer compatible alcanzar el propio bien contribuyendo al bien común.

En la escuela se enseñan valores a partir de los aprendizajes concretos en cada ciclo y nivel, donde podemos incluir contenidos sobre actitudes deseables, pero también es deseable que estas actitudes y valores se interioricen desde las relaciones sociales que se dan en el centro, desde la estructura de participación y gestión del mismo. La acción educativa tendrá mayor eficacia si familia y escuela colaboran acordando unos objetivos comunes en la educación en valores.