Juegos para pensar

Juegos para pensar

¿Qué ha pasado con el preso?

Se sortea quién será el director del juego. Una vez elegido, el resto de participantes cogen lápiz y papel. Cuando el número de jugadores sea alto, se puede hacer por equipos. El director de juego contará una historia y, después, el resto de los participantes escribirán la solución en un papel. Para resolverla tendrán dos minutos de tiempo. Gana el jugador que consiga resolver el enigma.

Historia: en la cárcel ha sucedido un incidente. Por la mañana en el recuento de presos se han encontrado a uno de ellos ahorcado. Nadie sabe cómo ha podido suceder, pues la celda estaba totalmente vacía. Cuando han encontrado los vigilantes esta mañana han encontrado un gran charco de agua y al preso ahorcado ¿Qué ha podido suceder?

Solución: el preso alcanzó el techo subiéndose a una barra de hielo que luego se deshizo dejando el charco de agua.

El enigma de la barca

Entre todos los jugadores deciden quien será el que cuente la historia. A continuación, los demás cogerán lápiz y papel. Una vez que se lea la historia, los participantes tendrán dos minutos para apuntar la solución.

Historia: en la orilla de un río hay un lobo, un cordero y una coliflor. El barquero quiere pasar a los tres a la otra orilla, pero debe tener cuidado porque el lobo se puede comer al cordero y el cordero se puede comer a la col. El problema es cómo hacer que lleguen a la otra orilla de uno en uno. ¿Puede ayudar al barquero?

Solución: primero cruza el cordero, después vuelve solo a la orilla y coge el lobo. Cuando haya cruzado al lobo, vuelve a traer a el cordero en el viaje de vuelta para que no se la coma en la otra orilla. Deja la cabra y lleva a la col. Al final vuelve a cruzar con el cordero.

Los cerdos de Nicolás

Un jugador leerá la historia mientras los demás escuchan atentamente. Cuando termine de contarla, el resto de los jugadores tendrán 2 minutos para apuntar la solución en un papel.

Historia: Nicolás tiene una granja con tres cerdos color rosa, cuatro cerdos marrones y un cerdo negro. ¿Cuántos cerdos de Nicolás pueden decir que son del mismo color que algún otro de los cerdos de Nicolás?

Solución: ninguno, los cerdos no hablan.

 

El camión y el puente

Primero, uno de los jugadores lee una historia a los demás. Cuando la historia termina, los jugadores que escuchan apuntan rápidamente en su papel la solución. Para ello tienen dos minutos de tiempo. El primero que termine dirá: Stop! Y todos dejarán de escribir.

Historia: ayer, en el puente que atraviesa la carretera hacia mi pueblo, vi que había un camión atascado porque era un par de centímetros más alto que el puente. El conductor del camión se bajó a buscar ayuda a un taller mecánico que hay un poco más adelante. Mientras él iba andando, yo me quedé pensando y, de repente, se me ocurrió cómo podíamos sacarlo. Se lo dije al camionero y, cinco minutos después, el camión pasó por debajo del puente. ¿Sabes cómo?

Solución: al camionero se le ha ocurrido deshinchar un poco las ruedas del camión, así pierde altura y pasa por el puente.

 

Juego de pistas

Cada jugador tendrá una cartulina, como la que muestra el dibujo, para apuntar. Uno de los jugadores leerá el texto con las pistas, para que los demás vayan descartando posibilidades. Si lo que dice la pista corresponde a alguna persona, se pondrá un punto. Si no corresponde, una equis. La solución quedará resuelta al final en las casillas que tengan punto. Hay que tener en cuenta que una solución anula las demás, es decir, si uno es rubio, los demás ya no lo son. El juego consiste en dar solución a las preguntas del texto. A continuación se propone un modelo de juego (se pueden inventar otros).

–       Adrián y Pedro son hermanos

–       Pedro y el que es rubio van a primero de primaria

–       Andrés es rubio

 AdriánPedroAndrés
No tiene hermanosxx 
Va a segundo de primaria Xx
Es rubioxX 

Enigmas con palillos

Un jugador dirige el juego. Representará con palillos las figuras del dibujo y los demás tendrán dos minutos para resolver la prueba sobre cada figura.

Figuras 1: cambiar la posición de cuatro palillos para hacer tres cuadrados pequeños, todos iguales sin que sobre ninguno. Sólo se pueden mover cuatro.

Figura 2: quitar cinco palillos hasta que se consiga dejar sólo uno.

Figura 3: cambiar un palillo de posición y hacer que la casa mire a la derecha en lugar de a la izquierda.

Figura 4: cambiar tres palillos de lugar para que la figura triangular mire hacia abajo en lugar de hacia arriba.

Preguntas trampa

Un jugador reparte a los demás unos folios con preguntas y después de cada una, un espacio para apuntar las respuestas. Cuando todos estén preparados comenzará a leer la primera pregunta. Una vez que termine, todos tendrán un minuto para apuntar la solución. Lo mimos hará con las siguientes preguntas, hasta el final.

Pregunta 1: ¿cómo puedes tirar una pelota para que recorra cierta distancia, se pare, cambie la dirección y regrese en sentido contrario? (no puedes hacerla rebotar, ni golpearla con nada, ni atarla) Solución: si tiramos la pelota hacia arriba, se para, cambia de dirección y vuelve en sentido contrario.

Pregunta 2: ¿Por qué los peluqueros mexicanos prefieren cortarles el pelo a diez gordos antes que a un flaco? Solución: porque un peluquero gana más dinero cortando el pelo a diez personas que a una.

Pregunta 3: Si se estrella un avión en la frontera de Colombia y Venezuela, ¿dónde enterrarían a los supervivientes? Solución: los supervivientes están vivos, no se les puede enterrar.

Acertijos de familias

El jugador de más edad del grupo, leerá a los demás unos acertijos. El resto de los jugadores estarán preparados con un lápiz y un papel. Cada vez que lea un acertijo, los participantes tendrán un minuto para anotar la respuesta en el papel sin que los demás lo vean. Cuando todos los jugadores hayan terminado de anotar sus respuestas, gana el que haya logrado resolver más acertijos.

Acertijos

  1. Soy su hijo y no es mi madre, ¿quién será? Su padre
  2. Es mi madre y no soy su hija, ¿quién seré? Su madre
  3. Dos padres y dos hijos compraron tres entradas y todos pudieron ver el espectáculo, ¿cómo es posible? El abuelo, el padre y el hijo.
  4. Un matrimonio tiene cuatro hijas casadas y cada una de ellas, a su vez, tiene cuatro hijos. ¿cuántas personas forman la familia? La familia está compuesta por 26 personas

 

Laberinto mágico

Cada jugador tiene que inventarse un laberinto, con muchas entradas y salidas, y un solo camino para poder resolverlo (puedes inventar personajes, situaciones… para poner uno al principio y otro al final del laberinto, por ejemplo: ayuda a la abeja a encontrar la miel, a Caperucita a encontrar el camino de vuelta a casa…). La forma más fácil de construirlo es hacer primero el recorrido que será la solución del laberinto y, después, hacerlo más difícil, añadiendo más pasillos, entradas y salidas.

Cuando todos los jugadores hayan terminado su laberinto, le darán la vuelta sobre la mesa y después lo cambiarán con el del jugador de su derecha. El juego comienza y todos deben intentar resolver el laberinto de su compañero.

Tres por tres, quince

El juego consiste en colocar las cartas formando un cuadrado (3 filas de tres cartas cada uno), de tal forma que sumando sus valores en horizontal, vertical y diagonal sumen siempre 15. Solución: 4 9 2 // 3 5 7 // 8 1 6

Problemas endemoniados

Uno de los jugadores o por equipos será el director del juego, el que lee los problemas, apunta los puntos y controla el tiempo. Los otros tendrán cada uno lápiz y papel para apuntar la solución. Cada problema acertado vale un punto. Gana el jugador o el equipo que más puntos haya conseguido.

  1. Escribe una suma de cinco sumandos usando sólo 8 veces el número 8, de forma que el resultado final se 1000.
  2. Si tres conejos valen tanto como cinco pollos y dos pollos cuestan tanto como tres pájaros, explica si es verdadero que dos conejos valdrán tanto como cinco pájaros.
  3. Un bote lleno de lentejas pesa 590 gramos. Cuando se vacía hasta la mitad sólo pesa 365 gramos. ¿Cuánto pesa entonces el bote vacío?

Soluciones:

  1. 888 + 88 + 8 + 8+ 8
  2. Seis conejos valen tanto como 10 pollos que son 5 grupos de dos. Por lo tanto valdrán 5 veces 3 pájaros que son 15, entonces se cumple: 6 conejos valen 15 pájaros y 2 conejos valen 5 pájaros.
  3. 365 x2 = 730; 730 – 590=140 gramos

Los problemas de Lucas

Uno de los jugadores es el director del juego, el que lee el problema y controla el tiempo. Los otros tendrán cada uno lápiz y papel para apuntar la solución.

Durante 6 días de sus vacaciones, Lucas tiene que hacer un cuadernillo de problemas. El primer día piensa en hacer un problema, el segundo dos. A partir del tercer día hará cada día tantos problemas como entre todos los anteriores juntos.

  1. ¿podría escribir la serie de los problemas que hizo cada día?1, 2, 3, 6, 12, 24
  2. ¿cuántos problemas hizo cada día?48 problemas
  3. ¿cuántos días necesitaría para hacer 192 problemas a ese ritmo?9 días
El Ruiseñor

El Ruiseñor

En la China, como muy bien sabes, el Emperador es chino, y chinos son todos los que le rodean. Hace ya muchos años de lo que voy a explicar, más por eso precisamente vale la pena que lo oigais, antes de que la historia se haya olvidado.

El palacio del Emperador era el más espléndido del mundo entero, todo él de la más delicada porcelana. Todo en él era tan precioso y frágil, que había que ir con mucha atención antes de tocar nada. El jardín estaba lleno de flores maravillosas, y de las más bellas colgaban campanillas de plata que sonaban para que nadie pudiese pasar de largo sin fijarse en ellas.

Sí, en el Jardín Imperial todo estaba muy bien pensado, y era tan extenso, que el propio jardinero no tenía idea de donde acababa. Si seguías caminando, te encontrabas en el bosque más espléndido que se pudiese imaginar, lleno de altos árboles y profundos lagos.

Aquel bosque llegaba hasta el mar, hondo y azul; grandes embarcaciones podían navegar por debajo de las ramas, y allí vivía un ruiseñor que cantaba tan primorosamente, que incluso el pobre pescador, a pesar de sus muchas ocupaciones, cuando por la noche salía a retirar las redes, se paraba a escuchar sus trinos.

– Dios santo, y qué bello! -exclamaba; pero después debía de atender sus redes y olvidarse del pájaro; hasta la noche siguiente, que, al llegar de nuevo al lugar, repetía: – Dios santo, y qué bello!

De todos los países llegaban viajeros a la ciudad imperial, y admiraban el palacio y el jardín; pero en cuando oian el ruiseñor, exclamaban: – Eso es el mejor de todo!

De vuelta a sus tierras, los viajeros hablaban de él, y los sabios escribían libros y más libros sobre la ciudad, del palacio y del jardín, pero sin olvidarse nunca del ruiseñor, a quien ponían por las nubes; y los poetas componían poemas inspiradísimos sobre el pájaro que cantaba en el bosque, al lado del profundo lago.

Aquellos libros se difundieron por todo el mundo, y algunos llegaron a manos del Emperador. Se encontraba sentado en su butaca de oro, leyendo y leyendo; de vez en cuando hacía con la cabeza un gesto de aprobación, porque le satisfacía leer aquellas magníficas descripciones de la ciudad, del palacio y del jardín. «Pero lo mejor de todo es el ruiseñor», decía el libro.

«Qué es eso? – pensó el Emperador-. El ruiseñor? Nunca he oido hablar de él. Es posible que haya un pájaro así en mi imperio, y precisamente en mi jardín? Nadie me ha informado. Está bien que uno se tenga que enterar de estas cosas por los libros!»

Y mandó gritar el mayordomo de palacio, un personaje tan importante, que cuando una persona de rango inferior se atrevía a dirigirle la palabra o hacerle una pregunta, se limitaba a contestar: «P!». Y eso no significa nada.

– Según parece, hay aquí un pájaro de lo más notable, nombrado ruiseñor – dijo el Emperador-. Se dice que es el mejor que existe en mi imperio; por qué no se me ha informado de este hecho?

– Es la primera vez que oigo hablar de él -se justificó el mayodomo -. Nunca ha sido presentado en la Corte.

– Pues ordeno que acuda esta noche a cantar delante mi presencia – dijo el Emperador-. El mundo entero sabe lo que tengo, menos yo.

– Es la primera vez que oigo hablar de él – repitió el mayordomo-. Lo buscaré y lo encontraré.

¿Encontrarlo?, ¿donde? El dignatario se cansó de subir y bajar escalas y de recorrer salas y corredores. Nadie de todos cuantos preguntó había oido a hablar del ruiseñor. Y el mayordomo, volviendo al Emperador, le dijo que se trataba de una de esas fábulas que suelen imprimirse en los libros.

– Vuestra Majestad Imperial no debe creer todo lo que se escribe; son fantasías y una cosa que nombran magia negra.

– Pero el libro en que lo he leido me lo ha mandado el poderoso Emperador del Japón – replicó el Soberano-; por lo tanto, no puede ser un mentiroso. Quiero oir el ruiseñor. Que acuda esta noche,delante de mi presencia, para cantar bajo mi especial protección.Si no se presenta, mandaré que todos los cortesanos sean golpeados al estómago después de cenar.

– Tsing-pe! – dijo el mayordomo; y vuelve a subir y bajar escalas y a recorrer salas y corredores, y media Corte con él, porque a nadie le hacía gracia que le golpeasen el estómago. Y todo era preguntar por el notable ruiseñor, conocido por todo el mundo menos por la Corte.

Finalmente, encontraron en la cocina con una pobre chica, que exclamó: – ¡Dios mío! ¿El ruiseñor? Se claro que le conozco! ¡qué bien canta! Todas las noches me dan permiso porque llevo algunas sobras de comer a mi pobre madre que está enferma. Vive allá en la playa, y cuando estoy de vuelta, me paro a descansar en el bosque y oigo cantar al ruiseñor.Y oyendolo me vienen las lágrimas a los ojos, como si mi madre me besase. Es un recuerdo que me estremece de emoción y dulzura.

– Niña friegaplatos – dijo el mayordomo-, te daré un lugar fijo en la cocina y permiso para presenciar la comida del Emperador, si puedes llevarnos al ruiseñor; está citado para esta noche.

Todos se dirigieron al bosque, en el lugar donde el pájaro solía situarse; media Corte tomaba parte en la expedición. Avanzaban con mucha prisa, cuando una vaca se puso a mugir.

– Oh! – exclamaron los cortesanos-.Ya le tenemos! ¡Quanta fuerza para un animal tan pequeño! Ahora que caigo en eso, no es la primera vez que lo oimos.

– No, eso es una vaca que muge – dijo la frriegaplatos. Aún debemos caminar mucho.

Después oyeron las ranas croando en un charco.

– Magnífico! – exclamó un cortesano-. Ya lo oigo, suena como las campanillas de la iglesia.

– No, eso son ranas – contestó la chica-. Pero creo que no tardaremos en oirlo.

Y en seguida el ruiseñor se puso a cantar.

– Es él! – dijo la chica-. Escucháis, escucháis! Allí está! – y señaló un pajarito gris puesto en una rama.

– Es posible? – dijo el mayordomo-. Nunca lo habría imaginado así. Que vulgar! Seguramente habrá perdido el color, acogotado por unos visitantes tan distinguidos.

– Mi pequeño ruiseñor – dijo en voz alta la chica-, nuestro gracioso Soberano quiere que cante en su presencia.

– Con mucho gusto! – respondió el pájaro, y reanudó su canto, que daba gloria oirlo.

– Parecen campanillas de cristal! – observó el mayordomo.

– Mirad como se mueve su garganta! Es extraño que nunca el hubiésemos visto. Causará sensación a la Corte.

– Queréis que vuelva a cantar para el Emperador? – preguntó el pájaro, porque creía que el Emperador estaba allí.

– Mi pequeño y excelente ruiseñor – dijo el mayordomo ­tengo el honor de invitarle a una gran fiesta en palacio esta noche, donde podrá regodear con su magnífico canto a su Imperial Majestad.

– Suena mejor en el bosque – objetó el ruiseñor; pero cuando le dijeron que era un deseo del Soberano, los acompañó gustoso.

A palacio todo había estado aseado y rozado. Las paredes y la tierra, que eran de porcelana, brillaban a la luz de miles de luces de oro; las flores más exquisitas, con sus campanillas, habían estado colocadas en los corredores; las idas y venidas de los cortesanos producían tales corrientes de aire, que las campanillas no cesaban de sonar, y un no sentía ni su propia voz.

En medio del gran salón donde el Emperador estaba, habían puesto una percha de oro para el ruiseñor. Toda la Corte estaba presente, y la chica friegaplatos había recibido autorización para situarse detrás de la puerta, porque tenía ya el título de cocinera de la Corte. Todo el mundo llevaba sus vestidos de gala, y todos los ojos estaban fijos en el pajarito gris, en el momento que el Emperador hizo signo que podía empezar.

El ruiseñor cantó tan deliciosamente, que las lágrimas acudieron a los ojos del Soberano; y cuando el pájaro las vio rodar por sus mejillas, volvió a cantar mejor aún, hasta llegarle a la alma. El Emperador quedó tan complacido, que dijo que regalaría su chinela de oro al ruiseñor para que se la colgase en el cuello. Más el pájaro le dio las gracias, diciendole que ya se consideraba bastante recompensado.

– He visto lágrimas en los ojos del Emperador; este es para mi el mejor premio. Las lágrimas de un rey poseen una virtud especial. Dios sabe que he quedado bien recompensado -y reanudó su canto, con su dulce y melodioso voz.

– Es la adulación más amable y graciosa que he escuchado en mi vida! – exclamaron las damas presentes; y todas se fueron a llenarse la boca de agua para gargarizar cuando alguien hablase con ellas; porque creían que también ellas podían ser ruiseñores. Sí, hasta los lacayos y camareras expresaron su aprobación, y eso es decir mucho, porque son siempre más difíciles de contentar. Realmente, el ruiseñor causó sensación.

Se quedaría en la Corte, en una jaula particular, con libertad para salir dos veces durante el día y una durante la noche. Pusieron a su servicio diez criadas, a cada una de las cuales estaba sujeto por medio de una cinta de seda que le ataron alrededor de la pierna. La verdad es que no eran precisamente de placer aquellas excursiones.

La ciudad entera hablaba del notabilísimo pájaro, y cuando dos personas se encontraban, se saludaban diciendo el un: «Rui», y respondiendo el otro: «Señor»; después exhalaban un suspiro, indicando que se habían comprendido. Hubo incluso once verduleras que pusieron su nombre a sus hijos, pero ni uno de ellos resultó capaz de dar una nota.

Un buenos días el Emperador rebién un gran paquete rotulado: «El ruiseñor».

– He aquí un nuevo libro sobre nuestro famoso pájaro – exclamó el Emperador.
Pero resultó que no era un libro, sino un pequeño ingenio situado en una jaula, un ruiseñor artificial, imitación del vivo, pero cubierto materialmente de diamantes, rubíes y zafiros. Solo había que darle cuerda, y se ponía a cantar una de las melodías que cantaba el de verdad, alzando y bajando la cola, todo él un brasa de plata y oro.
Llevaba una cinta atada en el cuello y en ella estaba escrito: «El ruiseñor del Emperador del Japón es pobre en comparación con el del Emperador de la China».

– Soberbio! – exclamaran todos, y el emisario que había llevado el ave artificial recibiendo inmediatamente el título de Gran Portador Imperial de Ruiseñores.

– Ahora cantarán juntos. ¡Cuál dúo harán!

Y los hicieron cantar a dúo; pero la cosa no iba, porque el ruiseñor auténtico lo hacía a su modo, y el artificial iba con cuerda.

– No se le puede reprochar – dijo el Director de la orquesta Imperial-; mantiene el compás exactamente y sigue mi método al pie de la letra.

De este momento en adelante, el pájaro artificial debió cantar solo. Consiguió tanto éxito como el otro, y, además, era mucho más bonito, porque brillaba como un puñado de pulseras y pasaderos.

Repitió treinta-tres veces la misma melodía, sin cansarse, y los cortesanos querían volver a oirla de nuevo, pero el Emperador opinó que también el ruiseñor verdadero debía cantar algo. Sin embargo, ¿donde se había metido? Nadie se había dada cuenta que, saliendo por la ventana abierta, había vuelto a su verde bosque.

– ¿Qué significa esto? – preguntó el Emperador. Y todos los cortesanos se deshicieron en reproches e improperios, tratando el pájaro de desagradecido.

– Por suerte nos queda el mejor – dijeron, y el ave mecánica debió cantar de nuevo, repitiendo por trigesimocuarta vez la misma canción; pero como era muy difícil, no había forma que los oyentes se lo aprendiesen. El Director de la orquesta Imperial ensalzaba el arte del pájaro, asegurando que era muy superior al verdadero, no solos en cuanto al plumaje y la cantidad de diamantes, sino también interiormente.

– Porque fígense Vuestras Señorías y especialmente su Majestad, que con el ruiseñor de carne y hueso nunca se puede saber qué es lo que va a cantar. En cambio, en el artificial todo está determinado por adelantado. Se oirá tal cosa y tal otra, y nada más. En él todo tiene su explicación: se puede abrir y poner de manifiesto como obra la inteligencia humana, viendo como están dispuestas las ruedas, como se mueven, como una se engrana con la otra.

– Eso pensamos todos – dijeron los cortesanos, y el Director de la orquesta Imperial, fue autorizado para que el domingo siguiente mostrase el pájaro al pueblo. – Todos tienen que oirlo cantar – dijo el Emperador; y así se hizo, y quedó la gente tan satisfecha como si se hubiesen emborrachado con té, porque así es como lo hacen los chinos; y todos gritaron: «Oh!», y, alzando dicho índice, se inclinaron profundamente. Pero los pobres pescadores que habían oido el ruiseñor auténtico, dijeron:

– No está mal; las melodías se parecen, pero le falta algo, no sé qué.
..
El ruiseñor de verdad fue desterrado del país.

El pájaro mecánico estuvo se entonces acà al lado de la cama del Emperador, sobre una almohada de seda; todos los regalos con que había sido obsequiado – oro y piedras preciosas – estaban dispuestos a su alrededores, y se le había conferido el título de Primero Cantor de Cabecera Imperial, con categoría de número uno al lado izquierdo. Porque el Emperador consideraba que este lado era el más noble, por ser el del corazón, que hasta los emperadores tienen a la izquierda. Y el Director de la orquesta Imperial escribió una obra de veinticinco tomos sobre el pájaro mecánico; tan larga y erudita, tan llena de las más difíciles palabras chinas, que todo el mundo afirmó haber leído y entendido, porque de otro modo habrían pasado por panolis y recibo patadas al estómago.

Así transcurrieron las cosas durante un año; el Emperador, la Corte y todos los otros chinos se sabían de memoria el trino de canto del ave mecánica, y precisamente por eso les gustaba más que nunca; podían imitarlo y lo hacían. Los golfillos de la calle cantaban: «tsitsii, cluclucluk!», y hasta el Emperador hacía corazón. Era de verdaderas divertido.

Pero he aquí que una noche, estando el pájaro en pleno canto, el Emperador, que estaba ya dormido, oyó de repente un «crac!» en el interior del mecanismo; algo había saltado. «Schnurrrr!», escapóse la cuerda, y la música cesó.

EL Emperador saltó de la cama y mandó gritar a su médico de cabecera; sin embargo, ¿qué podía hacer el hombre? Entonces fue gritado el relojero, quien, tras largos discursos y manipulaciones, arregló un poco el ave; pero manifestó que debían ir con mucho cuidado con ella y no hacerla trabajar en demasía, porque los pernos estaban gastados y no era posible sustituirlos por otros nuevos que asegurasen el funcionamiento de la música. ¡Qué desolación! Desde entonces solo se pudo hacer cantar al pájaro una vez al año, e incluso eso era una imprudencia; pero en tales ocasiones el Director de la orquesta Imperial pronunciaba un breve discurso, empleando aquellas palabras tan intrincadas, diciendo que el ave cantaba tan bien como antes, y ni que decir tiene que todo el mundo se mostraba de acuerdo.

Pasaron cinco años, cuando he aquí que una gran desgracia cayó sobre el país. Los chinos estimaban mucho a su Emperador, el cual estaba ahora enfermo de muerte. Ya había sido elegido su sucesor, y el pueblo, en la calle, no cesaba de preguntar al mayordomo de Palacio por el estado del anciano monarca.

– P! -respondía este, sacudiendo la cabeza.

Frío y pálido yacía el Emperador en su gran y suntuosa cama. Toda la Corte le creía ya muerto, y cada uno se apresuraba en ofrecer sus respetos al nuevo soberano. Los camareros de palacio salían precipitadamente para hablar del suceso, y las camareras se reunieron en un té muy concurrido. En todos los salones y corredores habían extendido paños para que no se oyese el paso de nadie, y así reinaba un gran silencio.

Pero el Emperador no había expirado aún; permanecía rígido y pálido en la lujosa cama, con sus largas cortinas de terciopelo y macizas borlas de oro. Por una ventana que se abría en lo alto de la pared, la luna enviaba sus rayos, que iluminaban el Emperador y al pájaro mecánico.

El pobre Emperador resoplaba, con gran dificultad; era como si alguien se le hubiese sentado sobre el pecho. Abrió los ojos y vio que era La Muerte, que se había puesto su corona de oro en la cabeza y sostenía en una mano el dorado sable imperial, y en la otra, su magnífico estandarte. Alrededor, por los pliegues de los cortinajes miraban extrañas cabezas, algunas horriblemente feas, otras, de expresión dulce y plácida: eran las obras buenas y malas del Emperador, que le miraban en aquellos momentos en que la muerte se había sentado sobre su corazón.

– ¿Te acuerdas de tal cosa? -murmuraban una tras otra-. ¿Y de tal otra?-. Y le recordaban tantas, que al pobre le manaba el sudor de la frente.

– ¡Yo no lo sabía! -se excusaba el Emperador-. ¡Música, música! Que suene el gran tambor chino – gritó- para no oír todo eso que dicen!

Pero las cabezas seguían hablando, y La Muerte asentía con la cabeza, al modo chino, a todo lo que decían.

-¡Música, música! -gritaba el Emperador-. Oh tú, pajarito de oro, canta, ¡canta! Te di oro y objetos preciosos, con mi mano te colgué del cuello mi chinela dorada. Canta, ¡canta ya!

Pero el pájaro seguía mudo, porque no había nadie para darle cuerda, y La Muerte seguía mirando el Emperador con sus grandes órbitas vacías; y el silencio era lúgubre.

De repente resonó, procedente de la ventana, un canto maravilloso. Era el pequeño ruiseñor vivo, puesto en una rama. Enterado de la desesperada situación del Emperador, había acudido a llevarle consuelo y esperanza; y cuanto más cantaba, más palidecían y se esfumaban aquellos fantasmas, la sangre afluía con más fuerza a los debilidades miembros del enfermo, e incluso La Muerte acercó la oreja y dijo:

– Sigue, bonito ruiseñor, sigue.

– Sí, sin embargo, ¿me darás el magnífico sable de oro? ¿Me darás la rica bandera? ¿Me darás la corona imperial?

Y La Muerte le fué donando aquellos tesoros a cambio de otras tantas canciones, y el ruiseñor siguió cantando, cantando del silencioso cementerio donde crecen las rosas blancas, donde las lilas exhalan el aroma y donde la hierba saludable es humedecida por las lágrimas de los supervivientes. La Muerte sintió entonces nostalgia de su jardín y salió por la ventana, flotando como una niebla blanca y fría.

– ¡Gracias, gracias! – dijo el Emperador-. Bien te conozco, pajarito celestial! Te desterré de mi reino, y, no obstante, con tus canto has alejado de mi cama los malos espíritus, has ahuyentado de mi corazón La Muerte.¿Como podré recompensarte?

– Ya me has recompensado – dijo el ruiseñor-. Arranqué lágrimas de tus ojos la primera vez que canté para tí; eso no le olvidaré nunca, porque son las joyas que contentan el corazón de un cantor. Pero ahora duerme y recupera las fuerzas, que yo seguiré cantando.

Así lo hizo, y el Soberano quedó sumido en un dulce sueño; ¡qué sueño tan dulce y tan reparador!

El sol entraba por la ventana cuando el Emperador se despertó, sano y fuerte. Ningúno de sus criadas había vuelto aún, porque todos le creían muerto. Solo el ruiseñor seguía cantante en la rama.

– ¡Nunca te separares de mi lado! -le dijo el Emperador-. Cantarás cuando te apetezca; y en en cuanto al pájaro mecánico, lo romperé en mil trozos.

– No lo hagas – suplicó el ruiseñor-. Él cumplió su misión mientras pudo; guárdalo como hasta ahora. Yo no puedo anidar ni vivir en palacio, pero permíteme que venga cuando pueda; entonces me pondré en el lado de la ventana y te cantaré porque estés contento y reflexiones. Te cantaré de los felices y también de los que sufren; y del mal y del bien que se hace a tu alrededores sin tú saberlo. Tu pajarito cantor debe volar en la lejanía, hasta la cabaña del pobre pescador, hasta el tejado del labrador, hacia todos los que residen apartados de tí y de tu Corte. Prefiero tu corazón a tu corona… aunque la corona exhala cierto olor de cosa santa. Volveré a cantar para tí. Pero debes prometerme una cosa.

– ¡Lo que quieras! – dijo el Emperador, incorporándose con su vestidura imperial, que ya se había puesto, y oprimiendo contra su corazón el pesado sable de oro.

– Una cosa te pido: que no digas a nadie que tienes un pajarito que te cuenta todas las cosas. Saldrás ganando!

Y se puso a volar.

Entraron los criadas a ver a su difunto Emperador. Entraron, sí, y el Emperador los dijo: ¡Buenos días!

Técnicas de masaje

Técnicas de masaje

La técnica del masaje debe realizarse por profesionales del campo (quiromasajistas, fisioterapeutas, etc.). A continuación os mostramos algunas de las técnicas que se utilizan dentro del masaje, las podemos llevar a cabo con precaución para sesiones de relajación. 

El masaje es el conjunto o combinación de manipulaciones idóneas efectuadas y adaptadas a las distintas regiones del cuerpo. Para definirlo con precisión y de manera completa lo que es el masaje, surgen dificultades provocado por las múltiples formas del mismo y trabajo corporal que se practican en la actualidad.

El masaje terapéutico es un arte científico, con un sistema de valoración y aplicación de maniobras como deslizamientos, fricciones, vibraciones, amasamientos, estiramientos, compresiones o movimientos articulares pasivos o activos dentro de la amplitud del movimiento fisiológico normal de las personas. Ello se consigue mediante actividades táctiles, desarrolladas con las manos, codos, antebrazos, etc.

El masaje debe realizarse en un ambiente adecuado, la persona debe estar en una posición cómoda, de relax. La piel debe estar limpia, sin heridas ni contusiones o traumatismos, preferiblemente acostado sobre la camilla, la que debe estar a la altura de nuestra cadera de perfil.

Las uñas de quien realiza el masaje deben de estar cortas, preferiblemente sin esmalte, se deben de lavar con jabón y agua tibia y desinfectarse con alcohol gel. El masajista no debe usar anillos, relojes, pulseras ni cadenas, ósea nada que al momento del masaje pueda dañar la piel del cliente.

Vamos a distinguir estas etapas en la realización del masaje:

  1. Posición de descanso o reposo.
  2. Roces o deslizamientos, ligeros y/o profundos.
  3. Amasamiento.
  4. Fricción.
  5. Golpeteo o percusión.
  6. Hachadura
  7. Vibración.

Posición de descanso o reposo: da tiempo al paciente a acostumbrarse a nuestra proximidad y evaluar a nivel subconsciente si el tacto es seguro Tener en cuenta que este primer contacto es muy importante. La posición de descanso, también sirve para detenerse cuando se entremezcla otros movimientos de masajes. El cuerpo necesita tiempo para procesar toda la información sensorial recibida durante el masaje. Detener los movimientos y dejar las manos descansando sobre el cuerpo, procesando un momento de quietud. Esta posición debe efectuarse lenta y gradualmente de forma segura y confiada.

Roce

Es la principal maniobra entre las técnicas de masaje. Consiste en rozar o deslizar la mano sobre la piel del paciente sin producir deslizamiento de los tejidos subyacentes en el caso del roce superficial.

Esta maniobra es la introductoria a cualquier sesión. Por ello también se le conoce como “maniobra inicial” o “toma de contacto”. Así mismo se emplea para finalizar el masaje.

Un elemento importante a la hora de aplicar un roce es su ritmo que será lento y uniforme, dejando los ritmos rápidos solo para conseguir efectos de calentamiento superficial.

También existe el roce profundo, el cual se diferencia del superficial porque alcanza tejidos profundos (músculos, sistema vascular, fascias, etc.), aparte que es una técnica mixta de roce con desplazamiento y una ligera presión.

Amasamiento

Esta técnica tiene como base la compresión de la piel, tejido subcutáneo y músculos subyacentes.

El amasamiento exige una mayor fuerza e intensidad de las manos. Consiste en coger, deslizar y levantar los tejidos musculares, intentando despegar los planos profundos y buscando desplazarlos transversalmente de un lado a otro, realizando al mismo tiempo una presión y un estiramiento con ligera torsión del vientre muscular, por lo tanto es necesario el uso de medio deslizante.

Para realizar esta maniobra se colocan las manos sobre la zona cuyos músculos se quieren amasar, entre lo dedos se intentara coger la masa muscular a tratar, realizando con las manos un efecto de garra que sujete firmemente los tejidos para poder realizar a continuación un movimiento de despliegue seguido de una torsión y estiramiento rítmico.

Fricción

Esta maniobra pretende una movilización de los planos superficiales de piel sobre planos más profundos. Este tejido será tan amplio como la laxitud del tejido celular subcutáneo lo permita y el paciente lo tolere.

En esta maniobra la mano del fisioterapeuta y la piel formaran una unidad que buscara la presión controlada de los tejidos profundos de la zona a tratar, siendo esta una de las características más importantes.

La aplicación de las  técnicas  de masaje  de fricción es mediante la utilización de los pulpejos, requiere de menor superficie de contacto que el roce. Los movimientos que la caracterizan son los circulares y los elípticos, así como los breves y precisos.

Esta maniobra tiene un fuerte efecto hiperemiante y dependiendo de la duración de la aplicación puede pasar de estimular a relajar, e inclusive a producir, fuerte analgesia.

Tapotement (golpeteo o percusión): las técnicas de percusión requieren que las manos o partes de las mismas administren golpes ligeros a un ritmo rápido sobre el cuerpo. Las percusiones se dividen en dos grupos: ligeros y fuertes. La diferencia entre ambos se basa en que si la fuerza penetra solo en el tejido superficial o más profundamente en los músculos, tendones, etc. Las percusiones fuertes no deben aplicarse sobre el área de los riñones o donde el7la cliente se sientan doloridos.

Los métodos de percusión se clasifican en: Palmeo cubital o tajos (hacking): se aplican con las dos muñecas relajadas, los dedos de las manos extendidos, son solo los meñiques; es decir el lado cubital de la mano los que golpean la superficie en los palmeos. Los otros dedos golpean unos con otros, con un toque elástico. El palmeo cubital se aplica con toda la mano sobre áreas de tejidos blandos mayores (parte superior de la espalda y los hombros) Palmeteo cerrado (cupping): dedos y pulgares se arquean formando como un cuenco con la mano hacia abajo y se realiza la misma acción que el palmeo cubital.. Golpeteo (beating): Estos movimientos se aplican con los puños sin estar cerrados del todo y los nudillos hacia abajo o verticalmente con el lado cubital de la palma. El golpetio se practica sobre músculos grandes en piernas, glúteos y muslos Palmeo abierto (slapping): Es la palma de la mano, mano extendida, la que hace contacto con el cuerpo.

Es un buen método para emplearlo en la planta de los pies. El contacto amplio de toda la mano dispersa la fuerza hacia los lados en lugar de hacia abajo y sus efectos permanecen en el tejido superficial.

Hachadura

Los movimientos de hachadura son técnicas de masaje muy importantes.

La hachadura consiste en movimientos sucesivos realizados con el borde cubital de la mano, en la que los dedos golpean unos con otros con un toque elástico, su principal característica es la perdida de contacto repetido con la piel.

El impacto deberá ser muy breve y la presión, aunque enérgica, deberá estar calibrada en relación al efecto que se pretende conseguir.

Las hachaduras son técnicas de masaje estimulantes por excelencia, al igual que la percusión capaz de normalizar el tono muscular y con claro efecto estimulante circulatorio.

Además de estas técnicas de masaje, existen cuatro más las cuales son “técnicas adaptadas” que reciben este nombre puesto que se derivan de las básicas, y son

  • Compresión
  • Sacudidas
  • Pellizcamiento
  • Torsiones

Compresión

Las técnicas de masaje no siempre incluyen el desplazamiento de las manos. Tal es el caso de la compresión.

En esta técnica no hay desplazamiento de los dedos. Se comprime y presiona la zona o región que se quiere tratar.

La compresión puede ser estática  o mantenida y compresión con deslizamiento, para comprimir una zona más o menos durante algún tiempo. Ya sea en forma estática o con deslizamiento se requiere de mucha energía.

Esta maniobra consiste en comprimir una zona, abarcándola entre las manos o entre los dedos o entre la mano y plano duro, que generalmente suele ser óseo. Es importante mantener el ritmo y la intensidad uniforme a fin de obtener efectos homogéneos.

El tiempo de duración se determina por la persistencia del efecto analgésico. Se recomienda al menos de 30 segundos  a 60 segundos.


Sacudidas:
Se deriva de la vibración. Su efecto es suavizante y relajante sobre los músculos y manipulativo sobre las articulaciones. Son efectivas para aliviar la tensión en brazos y piernas, para acelerar la circulación y reestablecer el tono muscular.


Pellizcamiento:
Tiene su raíz en la percusión y la hachadura. Se utiliza en el masaje deportivo junto con las sacudidas, además de su utilización en cicatrices adheridas con el fin de flexibilizarlas y despegarlas, y sobre fascias y tendones con fines estimulantes.


Torsiones:
Tienen como base el amasamiento. Esta técnica se utiliza en el masaje descontracturante debido a que utiliza las fuerzas de cizallamiento en la zona a tratar provocando una eliminación de la tensión muscular, aplicada en ambas manos en un movimiento simultáneo. Es importante utilizar medio deslizante.

Juegos para veladas

Juegos para veladas

El enano parlanchín

Material: Una sábana o cortina, unos zapatos llamativos, una camisa o chaqueta y algo de maquillaje para la cara.

Organización: Para poder realizar este espectáculo hacen falta dos personas, una de ella pone la cara y los pies, y la expresión de sus manos. El de la cara y pies debe ponerse por delante y el de las manos por detrás (este debe estar tapado por la cortina para que no se le vea).

Desarrollo: El de delante se coloca unos calcetines en sus brazos y los coloca dentro de los zapatos. El de detrás mete sus brazos por la camisa o chaqueta y pasa los brazos por debajo del de la chaqueta (lo que se ve es la parte trasera de la camisa).

Empieza el espectáculo, el enano habla, gesticula mueve sus manos, mueva los pies… Para que tenga éxito debéis tener en cuenta:

Tener un guión preparado para no improvisar.

Si os maquilláis el impacto y la gracia es mayor.

El que estás detrás no puede verse

Si colocáis dos enanos las posibilidades de diversión son mayores.

Potencia pulmonar

Material: Un mechero, un pañuelo para la cara y un vaso con harina o Cola Cao

Organización: Se escoge a una persona del público, y se le tapan los ojos, de forma que no pueda ver nada.

Desarrollo: A esa persona que se ha escogido, se le cuenta la historia, de que, queremos probar la fuerza de sus pulmones. Y se le darán 3 intentos.

1º intento: Se enciende el mechero y se le pide que sople. Lo pagará y todo el mundo le aplaude.

2º intento: Se enciende por segunda vez (un poco más lejos), sopla de nuevo, lo apaga, y todo el mundo aplaude.

3º intento: Se enciende por tercera vez (más lejos todavía), insistiéndole que está la llama muy lejos, y tiene que soplar muy fuerte, en el momento que sopla, se le coloca la taza con la harina o el Cola Cao, manchándose toda la cara.

La máquina aumentadora

Material: Una manta o saco de dormir, un cubo con agua, una piedra grande y un palo.

Organización: Se escoge a una persona del público, y se le lleva a un lugar donde no pueda ver la broma que le preparan. Detrás de la manta (será sujeta por dos Personas), se esconderá una persona, con el cubo de agua. la piedra y el palo, preparados. Se trae ala persona elegido y se coloca enfrente de la manta, sin que pueda ver nada.

Desarrollo: A esa persona que se ha escogido, se le cuenta que la máquina es una maravilla que aumenta solo lo que se le dé. Y se le pide que haga una prueba lanzando un palito pequeño detrás de la manta. Tras lanzarlo «la Máquina» se lo devuelve aumentado lanzando el palo por encima (cuidado de no golpear a nadie). Se le pide que pruebe otra vez, pero esta vez lanzando una piedrecita, nuestra «máquina» se la devolverá aumentada. Por último, le pediremos que «escupa» para ver lo que pasa, en el momento que lo haga, la manta caiga y el que está detrás, cogerá el cubo y pondrá «chorreando » de agua a la persona que habíamos cogido del público.

La máquina de alargar

Material: Una manta o saco de dormir.

Organización: Una manta, poncho, o algún similar (nunca transparente o translúcido) y cinco personas para realizar el acto

Desarrollo: Se trata de una curiosa manera de «quedarse» con la gente: Dos personas sujetan la manta de modo que actúe de parapeto y nadie del público pueda ver nada; detrás, escondidos, se encuentran otras dos personas. Se informa de que eso que parece una manta es, en realidad una máquina de alargar cosas, ante la incredulidad del público se dice que si no se lo creen que ahora lo demostrará, para lo que, con un gran sacrificio se va a estirar a si mismo. Se coloca detrás de la manta y al decir que va a empezar comienza a gritar como si le estuvieran estirando de verdad (por favor, ser mínimamente elocuentes). Las dos personas escondidas sacaran en ese momento una mano y un pie cada uno (el que esté a la izquierda las extremidades derechas y viceversa). Si se hace bien y los pies están igual calzados y las manos son parecidas (que la gente no es tonta y los más pequeños empezarían a gritar «Las botas son diferentes… las manos son diferentes…») el panorama será una cómica replica de la primorosa maquina de es! tirar (marca registrada)

El limón

Material: Un limón, pañuelo, barro

Organización: un monitor o niño que guíe, y otros dos participantes

Desarrollo: Se piden 2 voluntarios, los cuales uno debe adivinar las partes del cuerpo del otro con los ojos tapados. El monitor le pide al niño que tiene los ojos tapados que le deje su brazo para guiarle, primero se lo pone en la cara del otro este adivinara que es la cara, luego en una pierna etc… Y al final el monitor coge un dedo del niño de los ojos tapados y lo mete dentro del limón que estará relleno de barro y este se pensara que se lo ha metido en el culo del otro

 

La momia

Material: una manta, tabla y una pelota, un sombrero

Organización: Dos personas aparecen en la velada cargando la tabla con una momia.

Desarrollo: La momia se arma con uno que se acuesta y se lo tapa todo con la manta, pero en los pies se coloca una pelota -debajo de la manta- y en cada mano sostiene las zapatillas que sobresalen de la manta. A primera vista debe parecer que la cabeza y los pies están en su lugar, pero se encuentra invertido. Se inventa una historia de como se encontró, de donde vino, y se aclara que está viva y puede responder preguntas pero que es un poco sorda por eso hay que acercarse a donde -aparentemente- está la cabeza. Contesta solo sí o no moviendo la cabeza. Se hace pasar a varios a realizar preguntas, por último pasan dos o tres y se los hace gritar agachados cerca de la cabeza la pregunta que quieran hacerle. En ese momento la momia se levanta del otro lado y les pega un grito provocando el susto de ellos.

Un aldeano en la montaña

Un aldeano en la montaña

Un aldeano en la montaña

canta con emoción

de repente un/a (cucu, esquiador, avalancha, dos novios, rinoceronte enojado, loco)

interrumpe su canción.

(Esta parte se hace paseando)

Iooo iiiiiia

Io le ra le ria (cucu, zuz zuz, purkkkkkkk, mua mua, psssss pssss, beeeaa

Io le ra le ria (cucu, zuz zuz, purkkkkkkk, mua mua pssssss pssss, beeeaa

Io le ra le ria io