La motosonrisa

Por parejas en una sala despejada, uno detrás del otro, el de delante enlaza sus manos por detrás como haciendo un asa para que el de detrás se coja, el de delante tiene q hacer el ruido de una moto (brrrr…pipíí! etc) y el que lo coge  por detrás lo debe conducir por la sala, en la cual todo el mundo conduce a su vez haciendo ruido, chocando, pitando…

La ducha

En grupos de cuatro o cinco; uno se pone en el medio y los demás lo rodean formando una cortina de ducha, el de  el medio se empieza a duchar, uno de los que rodean con un brazo levantado a modo de grifo, los demás con mucho cariño deben emular que duchan al del centro, el que está en el centro puede cantar.

A mí me gustaría…

Todo el grupo reunido, por turnos cada uno dice algo que le gustaría que los demás hicieran por él en ese momento, por ejemplo hay gente que quiere ser aplaudida y besada, otros quieren ser llevados a hombros como los toreros, otros que se les haga un pasillo y desfilar…

Risas y seriedad

El facilitador hace alguna señal que todo el auditorio pueda percibir para que pueda reírse a carcajadas. El sólo hecho de oír las risas, incluso forzadas de los compañeros, promueve que otros generen la suya de forma espontánea.
De repente, el moderador hace la señal para que todos permanezcan serios. Se repite este ejercicio varias veces, y se valoran las dificultades para controlar o inhibir una expresión emocional, como es la risa. Esta actividad sirve también para darse cuenta de que no hace falta tener un estado de ánimo positivo de 10 para inducir una emoción agradable, no pasa nada porque al principio sea de modo artificial, lo importante es desinhibirse y dejarse llevar.

Adivinación

Se pide a las personas del grupo que formen parejas. Uno de ellos piensa en un objeto y el otro tratará de adivinarlo por medio de preguntas.
El objeto ha de ser un elemento que forme parte de algo más grande, por ejemplo ombligo (cuerpo), trompa (elefante), asa (taza), agujero (botón). La clave es que este elemento elegido pueda estar sujeto a distintas interpretaciones o corresponda a diferentes objetos o tipos de personas, es decir, cuanto más ambiguo, complejo y disparatado mejor.

El otro participante puede hacer las preguntas que quiera, pero está prohibido hacer gestos, responder con “sí/no” y con frases que tengan más de tres palabras.

Al contar con tantas limitaciones, se propician los errores y se puede trabajar el miedo a ser evaluado o expresar lo que se piensa. El objetivo es tomar conciencia de que la risa nos libera del temor, de la angustia, del miedo a parecer ridículo, y que muchas veces la vida presenta situaciones ambivalentes y desconcertantes, que lejos de intimidarnos, pueden ser abordadas desde el humor y la aceptación del absurdo.

El compañero

Esta dinámica es conocida en prácticamente todos los hogares, y permite crear un clima distendido y de confianza desde el inicio. El coordinador pide a los asistentes que hagan dos filas y se pongan frente a frente. Durante un minuto o dos, uno se encarga de hacer reír y el otro tiene la instrucción de no reírse. Lo fundamental es ser consciente de que sólo con intentar hacer reír a alguien, uno se ríe y disfruta más que siendo espectador. Cuando uno sale de sí mismo para provocar un sentimiento positivo al otro, ya empieza a encontrarse mejor.

Lenguaje gestual

El facilitador pide a los asistentes que se pongan en parejas frente a frente; estando así, les va pidiendo que, los dos, por turno, expresen conductas con gestos o posturas solamente, sin palabras; pueden ser conductas como alegría, coquetería, sarcasmo, enamoramiento, asombro, reconocimiento, tristeza, desprecio, agresividad, malicia, erotismo, sospecha.

Colmos

Se reúnen en grupos de 4 personas y construyen 4 colmos de distintas profesiones, atributos físicos o rasgos de personalidad. Por ejemplo, “¿cuál es el colmo de un electricista, de un calvo, de un charlatán, de un vago, etc?”
La idea es llevar los rasgos hasta sus últimas consecuencias y absurdos, exagerar para luego desdramatizar, contemplar que a veces un cúmulo de desastres puede ser motivo de desesperación, o por el contrario de risa.

¿Desde cuando tu no?

El moderador se coloca de pie detrás de un voluntario, para hacer mímica de alguna acción (dormir, limpiarse la nariz, beber, estudiar, hacer pis, es decir, cualquiera de los actos humanos cotidianos) y acompaña esos gestos con la pregunta de “¿cuánto hace que tú no haces …?”. A lo cual, el que está delante sin ver nada, deberá responder. Este juego de nuevo vuelve a exponer al voluntario a la observación de todos, pues es el único que no ve lo que hacen detrás de sí. Al terminar se puede reflexionar sobre la función del humor y la risa ante las cosas que no controlamos, que no dependen de nosotros o que desconocemos, frente a la desconfianza, la inseguridad o el pudor.

Besar al otro

El facilitador pide a las personas que formen círculos de 7 u 8 personas y pide que cada uno piense en una parte del cuerpo humano. Cuando todos hayan pensado en esa parte del cuerpo, se les dice: «ahora, van a besarle al compañero de la derecha esa parte pensada”. En este momento empiezan a surgir muchas reacciones graciosas que harán reír a carcajadas.

Gesto paranoico

Cada persona tiene que decir su nombre y a continuación hacer un gesto. A continuación el siguiente tiene que decir como se llamaba al anterior, y repetir su gesto. Él también dice su nombre y realizar un gesto distinto y así sucesivamente hasta la última persona. El último tiene que decir desde el primero, los nombres de cada persona y sus gestos.
Se colocan en círculo, con cierta separación unos de otros y a ser posible, de pie.