Shrek

Shrek

Érase una vez… un intratable ogro llamado Shrek que vivía tranquilamente en un pantano muy lejano, lejos de los ruidos mundanales y, sobre todo, lejos de cualquier ser viviente que le pudiera molestar. Su vida transcurría tranquila y lo único que se molestaba en hacer era asustar a los intrusos que se acercaban a su hábitat.

Pero un día, su paz y soledad se ven alteradas, su hogar es invadido por las criaturas de los cuentos de hadas enviados allí por el malvado Lord Farquaad. Todos los personajes de cuentos de hadas han sido desterrados y no han encontrado un sitio mejor donde ir que el pantano de Shrek. Entre tantos personajes conoce principalmente a uno de ellos, a Asno, con el que decide ir a ver a Lord Farquaad para que desocupe el pantano. Para ello llegan a un pacto:

– Haré lo que me pides pero con una condición, dijo Lord, deberéis traerme a la princesa Fiona, rescatándola de un castillo rodeado de lava ardiente y custodiado por una dragona

– Aceptamos, dijeron los dos.

Tras varios días de camino, llegan al castillo donde se encuentra la princesa Fiona,

Al llegar al castillo, Burro es el encargado de distraer a la dragona, a quien engaña fingiendo estar enamorado. Shrek logra rescatar a la princesa y huyen dejando a la dragona triste.

Los tres marchan felices en busca de Lord, a quien entregar a la princesa para que se case con ella. Durante el camino, suceden numerosas aventuras. Una de las noches que pasaron por el bosque…

– Ohh Dios!!! Pero Shrek si te has convertido en mujer…dijo Asno.

– NOO… soy Fiona, ven que te explico, desde niña me echaron un hechizo y por las noches me convierto en Ogresa. Solamente el beso de mi verdadero amor hará tomar la forma de él, o humana u ogresa.

Hablan un rato, refiriéndose a ella, comenta que nadie podría amar a una bestia tan repugnante. Shrek, quien sólo había escuchado esto, pensó que ella hablaba de él y desilusionado decide no confesarle su amor. A la mañana siguiente, cuando Fiona saluda a Shrek, él se muestra enojado e indiferente, ella le pregunta por qué su reacción y él le responde que había escuchado ‘todo’ y que efectivamente nadie podría amar a una bestia tan fea. Shrek, con ese comentario, se sintió muy mal por el supuesto rechazo de Shrek.

El ogro va en busca de Lord Farquaad para entregarle a la princesa, pues no la quiere ver más. Ella conoce a Lord y se sorprende de su corta estatura y arrogante actitud. Shrek recupera las escrituras de su pantano para volver a vivir solo y Fiona, resentida con Shrek le dice a Lord Farquaad que se quiere casar esa misma tarde.

Shrek regresa a su pantano, Burro lo sigue: – no puedes dejar que te quiten a Fiona, debes luchar por su amor.

– Ella no me quiere, me considera una horrible bestia, respondió Shrek.

– Estás equivocado, – contestó Asno- no era de ti del que hablábamos, sino de ella.

Shrek se da cuenta del malentendido y decide ir por Fiona. Burro, inesperadamente, llama a la dragona y vuelan a la Iglesia donde se celebraba la boda.

Al llegar, Shrek interrumpe y aclara todo, y sin importar las burlas de la gente, ellos se dan el beso del verdadero amor quedando así Fiona transformada en ogresa para siempre.

Tras este maravilloso beso salen los dos en una preciosa carroza y “vivieron feos para siempre”….

Los tres cerditos

Los tres cerditos

Al lado de sus padres, tres cerditos habían crecido alegres en una cabaña del bosque. Y como ya eran mayores, sus papas decidieron que era hora de que construyeran, cada uno, su propia casa.

Los tres cerditos se despidieron de sus papas, y fueron a ver como era el mundo.

El primer cerdito, el perezoso de la familia, decidió hacer una casa de paja. En un minuto la choza estaba ya hecha. Y entonces se fue a dormir.

El segundo cerdito, un glotón, prefirió hacer la cabaña de madera. No tardo mucho en construirla. Y luego se fue a comer manzanas.

El tercer cerdito, muy trabajador, opto por construirse una casa de ladrillos y cemento.

Tardaría más en construirla pero estaría más protegido. Después de un día de mucho trabajo, la casa quedo preciosa. Pero ya se empezaba a oír los aullidos del lobo en el bosque.

No tardó mucho para que el lobo se acercara a las casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se dirigió a la primera casa y dijo:

– ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!.

Como el cerdito no la abrió, el lobo soplo con fuerza, y derrumbo la casa de paja. El cerdito, temblando de miedo, salio corriendo y entro en la casa de madera de su hermano.

El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamo a la puerta, y dijo:

– ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!

Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo soplo y soplo, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su otro hermano.

Pero, como el lobo estaba decidido a comérselos, llamo a la puerta y grito:

– ¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!

Y el cerdito trabajador le dijo:

– ¡Soplas lo que quieras, pero no la abriré!

Entonces el lobo soplo y soplo. Soplo con todas sus fuerzas, pero la casa ni se movió. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedo casi sin aire.
Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistía.

Trajo una escalera, subió al tejado de la casa y se deslizo por el pasaje de la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los tres cerditos como fuera. Pero lo que él no sabia es que los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo.

Y el lobo, al caerse por la chimenea acabo quemándose con el agua caliente. Dio un enorme grito y salio corriendo y nunca mas volvió.

Así los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y tanto el perezoso como el glotón aprendieron que solo con el trabajo se consigue las cosas.

El libro de la selva

El libro de la selva

Había una vez, según una leyenda india, un niño que fue amamantado y criado por una familia de lobos. Negrita, una pantera, lo encontró un buen día envuelto en unos viejos pañales y lo llevó a la madriguera de los lobos.

-Señora Luba, como usted acaba de tener cachorrillos podrá criar a este cachorro de hombre que me he encontrado en la selva, ¿verdad?

La familia lobuna estuvo de acuerdo y con ellos se quedó;  Negrita vigilaba  a Mowgli, como llamaban al niño, para que no le ocurriera nada malo. Así pasaban los años y el cachorro de hombre tenía ya diez, y era un chico fuerte y listo.

-Pues claro Mowgli, móntate sobre mis espaldas, hoy vamos a dar un paseo muy largo……………

El largo paseo que pensaba dar la pantera, era llevar al niño al poblado de hombres más cercano que estaba situado a la orilla de un río, fuera de la selva. Había llegado a la conclusión de que el niño ya no podía vivir por más tiempo en la madriguera de los lobos y muy a su pesar, mamá loba, tuvo que reconocer, que era lo mejor para Mowgli.

-¡Jo, Negrita!, hoy dura mucho el paseo, ¿Cuándo llegamos? Estoy muy cansado.

Anduvo perdido mucho tiempo. En una ocasión, una gran serpiente le paró a mitad del camino, y con su mirada hipnótica, ya había inmovilizado al pequeño…..Iba a engullirle cuando se presentó Negrita, que había seguido el rastro de Mowgli.

Un elefantito chiquitín que iba en la cola de la formación agarrado con la trompa a la cola de su mamá, se puso a jugar con Mowgli, que había descendido del árbol.

-De repente se encontraron con Baloo, un oso muy bobo. Él le enseñaba muchas cosas..

-¡Qué asco! Yo no quiero hormigas, pican y hacen cosquillas, además huelen mal.

-Si te pican te rascas contra el tronco de un árbol, mira, mira como hago yo, ¿ves?
Negrita, que seguía de cerca las andanzas de Mowgli, pensaba:

-Pues sí que le vas a enseñar bien, no me alejaré mucho por si acaso.

-Pues claro que quiero, a mí me gusta ser amigo de todos los animales de la selva.

A lo largo del camino también se apareció el tigre que quería comerse a Mowgli.. pero cuando el tigre se vio con las ascuas chisporroteándole en la cola, emprendió una veloz carrera y nunca más se le volvió a ver por aquel lado de la selva. En ese momento apareció Negrita que se acercó a Baloo que estaba en el suelo

Negrita, vamos a jugar como todos los días ¿Quieres?

Negrita explicó a Mowgli a dónde se dirigían.

-Pues, yo no quiero ir, yo quiero quedarme en la selva con los lobos y contigo.

-Pero Mowgli, piensa, ya no puedes estar más tiempo…….

-Pues yo no voy, ya está…

De un salto se bajó de Negrita y a todo correr se internó en la selva.

-¡Asquerosa serpiente! ¡Suéltale ahora mismo!

Y dando un zarpazo a la serpiente en su cabezota, ésta soltó su presa al tiempo que se alejó refunfuñando…..

-¿Qué ha pasado Negrita?

-¿Qué ha pasado? Pues que la serpiente te había dormido y ya iba a engullirte…..Menos mal que he llegado a tiempo, que sino…….Anda, vamos a subirnos a ese árbol para dormir un poco, que se ha hecho tarde.

-Bueno, pero yo no quiero ir al poblado de hombres……..

-Cállate y duerme….Ya hablaremos mañana de eso….

Pasaron la noche en la copa del árbol, y a la mañana siguiente…….

-¡Ei, hop, ei,!, ¡Ei, hop, ei,!, ¡Ei, hop, ei, Aro! Un, dos, tres, cuatro, pero un, dos, tres, …..¡Altoooooo! ¡A ver esas filas, marcar bien el paso!

-¡Esa cola, silenciooooo! ¿Es que no saben que en la formación no se habla? ¡A callar!……¡De frente….! Un, dos, tres, cuatro,… ¡En la esfera militar…!

Los elefantes se alejaron desfilando y marcando el paso, lo que aprovechó Mowgli para  escapar, Negrita corrió tras él,…. tan alocadamente corría que al rodear una piedra lo encontró con Baloo y tras las protestas de Mowgli, Negrita cedió y el niño se quedó a vivir con el oso bobo, aunque Negrita seguía vigilando al pequeño.

-Si quieres coger un coco, das un culetazo así a la palmera y….ves, para abrirlo no tienes más que darle fuerte contra tú cabeza……así.

Mowgli trató de imitar a Baloo pero…….

-¡Ay! joooo, que duro está….mira que chichón me ha salido.

-Oye he tenido una idea……vamos a bañarnos…

-Pero si yo no sé nadar…

-No importa yo me tumbo panza arriba, así, ¿ves? Anda, salta sobre mi barriguita, ¿jajaja eso es, jajaja qué divertido!

Los dos amigos lo pasaban en grande, chapoteaban, jugaban con el agua, se hacían mil diabluras y eran felices.

-«…No quiero irme al poblado, siempre he vivido yo aquí, es más bonita esta vida, buscar mi comida, jugar y reír».

Así, cantando y jugando, se dejaban arrastrar por la corriente hasta que llegaron a un remanso donde quedaron parados en la arena de la orilla. Lo que ellos no sabían era que el terrible tigre Tigerkan, un enorme tigre de bengala, devorador de hombres, hacía rato que los seguía por la orilla, este tigre tenía obsesión hacia Mowgli, y había jurado devorarlo, sólo esperaba una oportunidad. Tumbados en la arena, se quedaron dormidos, al cabo de un tiempo Mowgli despertó.

Al cabo de un rato…

-¡Jo, tigre! ¡Qué susto me has dado!

-Vaya, vaya, al fin te encuentro, ¡y que no tenía yo pocas ganas de pescarte…….!

-Pues habrás de saber que no te tengo miedo…

-¡Que no tienes miedo del gran Tigerkan….! ¡Imposible!

-Pues es verdad, no te tengo miedo.

El devorador de la selva, abrió su boca dejando ver sus afilados colmillos al tiempo que con sus aceradas uñas, hacía profundos surcos en el tronco de un árbol.

-Pues has de saber que voy a devorarte. Sin embargo para divertirme un poco más contaré hasta diez.

Cuando terminó de contar, se volvió y se dio de bruces con el oso que tras su corpachón, escondía al pequeño Mowgli. Entablaron feroz combate; aparecieron unos buitres y ayudaron a Baloo. Durante la pelea, el cielo se fue encapotando y no tardó en aparecer el rayo seguido del estruendo de los truenos. Un rayo precisamente, prendió fuego a un frondoso árbol. El jefe de los buitres dijo a Mowgli:

-Aprovecha la ocasión, Mowgli, pues el fuego es lo único que los tigres temen, coge una rama ardiendo y átasela a la cola, nosotros le distraeremos.

El malvado tigre Kan estaba recobrando la conciencia. Mowgli cogió una rama ardiendo y se acercó al tigre que trataba de librarse de los picotazos y aletazos que le propinaban los buitres, y rápidamente se la ató a la cola.

Cuando terminó la pelea apareció Negria y convenció a Baloo que Mowgli o podía quedarse con ellos en la selva, no er un buen lugar para el niño.

Y sin decir nada a Mowgli, de hacia donde se dirigían, se encaminaron al poblado que no estaba lejos, cuando iban a llegar, vieron a una niña que estaba en el río llenando un cántaro de agua.

-Anda, ¿y tú quien eres que no te he visto nunca?

-Me llamo Nenúfar, y soy una niña, ¿es que no has visto nunca a una niña?

-Pues no, ¿ y qué haces aquí?

-¡Anda! Que pregunta más tonta, ¿no lo ves? Llenando un cántaro de agua.

-¿Me dejas que te ayude?

-Pues claro, ven y conocerás a mis hermanos.

Y así charlando, charlando, Mowgli se adentró en el poblado, mientras, Negrita y Baloo se miraron entre ellos y se guiñaron un ojo, como diciendo «misión cumplida», y despacito, despacito, se internaron en la selva, dejando a Mowgli entre sus compañeros de raza, que era donde debía estar.